Habitar la elipse
Trayecto en bus Madrid-Guadalajara, Guadalajara-Madrid.
Desplazamiento
físico desde la estación de autobuses de Avenida de América hasta la
estación de autobuses de Guadalajara, y viceversa.
Mapa conceptual:
- Viajar ................... ¿Los desplazamientos rutinarios/cotidianos son viajes?
- Movimiento ……....¿Pensamiento nómada?
- No-lugar …........... ¿Las carreteras?
- Paisaje ……….…. ¿Territorio, espacio, naturaleza, construcción cultural?
- Mirada ………...… ¿Identidad/cuerpo tecnosocial?
- Ubicuidad ...…….. ¿Internet/pantallas/cuerpo conectado/postcuerpo?
- Deriva ... ……...… ¿Espacial, virtual, identitaria-liminar?
- Periferia ……....….¿Marginalidad, antiestructura, liminalidad?
Habitar la elipse
se presenta como un proyecto abierto, en construcción, que investiga
desde, en y entre el concepto de movilidad contemporánea y el de
identidad a través de la idea de deriva como una exploración múltiple de
lo cotidiano, de lo infraordinario. Partiendo de una experiencia vivida vital, representada por una suerte de muestra del diario vivir del la artista sujeto-objeto, la mirada asiste como continente y contenido del paisaje (que nos mira) que
construimos y nos construye. El paisaje mismo es codificado en unidades
simbólicas repletas de significado, la topografía de los paisajes
culturales evidencia una sucesión transversal de ambientes
socioculturales. La periferia de la ciudad nos habla de la
homogeneización progresiva de los territorios. Los escombros, las ruinas
y los espacios en venta y/o alquiler se nos aparecen estetizados como
heridas postapocalípticas de las fallidas utopías modernas. Son espacios marginales que, supuestamente, no podrían definirse como lugar identitario, relacional o histórico, sino como no-lugar. Sin
embargo, la carretera dibuja una red conectada de procesos, relaciones
sociales, culturales y políticas, son subjetividades nómadas
involucrando una jornada hacia y desde un sitio particular. Mediante una
conciencia itinerante, podemos entender la identidad como algo
esencialmente procesual, relacional como otredad, como periferia:
descentrada y múltiple. Ello implica flexibilidad entre códigos y
normas, un distanciamiento del discurso hegemónico para considerar la
complejidad y generar, de manera experiencial e intersticial, espacios
de encuentro, de relación y de significado, esto es, de historia viva.
De esta forma, al carácter espacio-temporal implícito de la deriva se
le yuxtapone finalmente una suerte de deriva personal, de ruina
identitaria en constante cambio, una deconstrucción del Yo y sus
reflejos que, al margen de toda introspección, es analizada a través de
la observación de los fenómenos tratados como cosas, datos
independientes del sujeto que conoce, participa y observa. Restringiendo
el viaje al espacio físico comprendido entre las estaciones de
autobuses de Guadalajara y Madrid (Avenida de América) visible desde la
carretera N-II/E-90. La exploración consta de una serie de fases:
- Observación activa del paisaje a través de la ventanilla del bus durante cuatro meses aproximadamente, tomando notas y apuntes in situ.
- Visionado online, a modo de deriva virtual, de ese mismo recorrido mediante aplicaciones de mapas en la web privados (Google Maps) y públicos (OpenStreetMap).
- Recolección de datos del territorio en forma de trazas (ficheros en formato gpx que el navegador GPS almacena sobre la ruta) con la aplicación de móvil OSMTracker para Android.
- (Re)descubrimiento físico de fragmentos del paisaje, esto es, explorar a pie el territorio (marginal) adyacente a la carretera.
Observamos en la sociedad indicios de comportamiento peregrino, o similar, en este caso los desplazamientos diarios por la autovía E-90/N-II que, recordando la metáfora con la que Victor y Edith Turner se refieren a la peregrinación, constituyen caminos representados no ya por una línea entre un origen y un destino, sino por la figura de una elipse, donde se evidencia un camino de vuelta. El peregrinaje religioso libera, en cierta forma, al individuo de las restricciones obligatorias y diarias de su estatus y su rol, de la estructura social que todo lo simplifica y homogeneiza. Así como lo extrae de un tipo de tiempo a otro.Y es el tiempo el que trae y consolida la estructura. Pero existe otro entre la transición de estructura a estructura en los ritos de paso. Un intersticio abierto a nuevas posibilidades: la liminalidad, el escenario óptimo de las relaciones de communitas generadas espontáneamente entre seres humanos despojados de atributos estructurales, creando lo que podría llamarse antiestructura.
Remirando la noción de liminalidad, su condición periférica espacial resulta sugerente.
Así,
para el peregrino que transita, generalmente a pie, esa elipse
simbólica, el viaje constituye un retorno de pura posibilidad y también
de liberación de la obligatoriedad (en el caso de la Iglesia, con la
organización del sistema penitenciario el peregrinaje se estableció como
penitencia) y las necesidades estructurales cotidianas: inicia su
camino en un lugar familiar, avanza hacia un lugar lejano, a menudo
periférico, y retorna, idealmente cambiado, a un lugar familiar.
Mientras que para aquellos sujetos que realizan casi a diario el mismo
viaje motorizado a través de la carretera N-II/E-90, la elipse es
trazada desde un lugar familiar, avanzando hacia un lugar más o menos
lejano y a la vez familiar (lugar de trabajo o estudio, etc.),
atravesando espacios periféricos, y retorna al primero sin cambios
trascendentales.
Podríamos,
por tanto, hallar fenómenos liminales con rasgos antiestructurales
quizás en ámbitos seculares, más allá del concepto de rito de paso
de Van Gennep. En la literatura, tal y como apunta Victor Turner en
“The Center out There: Pilgrim’s Goal”, 1973 History of Religions, en
los numerosos cuentos de “búsqueda” o “caminatas”, en los que el héroe o
la heroína emprende una larga jornada para averiguar quién es realmente
por fuera de la estructura. (2001: Odisea en el espacio tiene algo de
este carácter peregrino, con una “piedra negra” al estilo Kaaba en el
espacio exterior, cerca de Júpiter, el más grande de los planetas
periféricos).
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