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martes, 29 de diciembre de 2015

Le droit à la paresse

El derecho a la pereza es un ensayo habitualmente considerado utópico del autor francocubano Paul Lafargue, su primer trabajo teórico, redactado en Inglaterra en 1880 para su primera publicación en el diario L'Egalité y posteriormente, como folleto 1883.
En la obra, Lafargue realiza una critica marxista del sistema económico nacido del capitalismo, cuyo desarrollo, concluye, desembocaría en una crisis de superproducción, causa de paro y miseria entre la clase trabajadora. Ensalzando el ocio, Lafargue propone la revolución social y la consagración de nuestro tiempo personal a las ciencias, el arte y la satisfacción de las necesidades espirituales. (Fuente)


"Una extraña pasión invade a las clases obreras de los países en que reina la
civilización capitalista: una pasión que en la sociedad moderna tiene por
consecuencia las miserias individuales y sociales que desde hace dos siglos
torturan a la triste Humanidad. Esa pasión es el amor al trabajo, el furibundo
frenesí del trabajo, llevado hasta el agotamiento de las fuerzas vitales del
individuo y de su progenitura. En vez de reaccionar contra esa aberración
mental, los curas, los economistas y los moralistas han sacrosantificado el
trabajo. Hombres ciegos y de limitada inteligencia han querido ser más sabios
que su Dios; seres débiles y detestables, han pretendido rehabilitar lo que su
Dios ha maldecido. Yo, que afirmo no ser cristiano, ni economista, ni mora-
lista, hago apelación frente a su juicio al de su Dios, frente a las prescripciones
de su moral religiosa, económica o librepensadora, a las espantosas conse-
cuencias del trabajo en la sociedad capitalista."      [Lafargue, 1980, 117]


Según Lafargue, el sermón de la montaña de Cristo es uno de los pri-
meros manifiestos a favor de la pereza: “Contemplad cómo crecen los
lirios de los campos; ellos no trabajan, ni hilan, y sin embargo, yo os lo
digo, Salomón, en toda su gloria, no estuvo más espléndidamente vesti-
do” (Evangelio según San Mateo, capítulo VI, 28). Jehová mismo, aquel
“Dios barbudo y áspero” dio a sus adoradores el supremo ejemplo de la
pereza ideal: “Después de seis días de trabajo se entregó al reposo por
toda la eternidad” (Lafargue, 1980, 120).


Javier Krahe regalaba con su último disco "Las diez de últimas", este mismo libro... 

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